«Las TIC y el aprendizaje de lenguas: un cambio de escenario»: berrikuspenen arteko aldeak

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La realidad que se produce en un aula de lengua podría perfectamente compararse con una representación teatral para analizar qué factores intervienen en ella y el peso específico que cada uno tiene en el éxito o fracaso de la representación. Es evidente que factores externos a la representación como la adecuación a la realidad social, la oportunidad espacio-temporal o la misma situación emocional de los espectadores tiene una importancia incluso mayor que los factores internos y no deben ser olvidados.
 
La realidad que se produce en un aula de lengua podría perfectamente compararse con una representación teatral para analizar qué factores intervienen en ella y el peso específico que cada uno tiene en el éxito o fracaso de la representación. Es evidente que factores externos a la representación como la adecuación a la realidad social, la oportunidad espacio-temporal o la misma situación emocional de los espectadores tiene una importancia incluso mayor que los factores internos y no deben ser olvidados.
  
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¿Cuales son, entonces, las características esenciales de la "representación" que se produce en una aula de lenguas? ¿Qué es lo esencial y lo que ningún nuevo escenario debe variar? Hoy en día múltiples investigaciones nos permiten describir algunas de las características que los procesos de enseñanza-aprendizaje de lenguas deben de tener para ser considerados adecuados y efectivos.
 
¿Cuales son, entonces, las características esenciales de la "representación" que se produce en una aula de lenguas? ¿Qué es lo esencial y lo que ningún nuevo escenario debe variar? Hoy en día múltiples investigaciones nos permiten describir algunas de las características que los procesos de enseñanza-aprendizaje de lenguas deben de tener para ser considerados adecuados y efectivos.
 
 
 
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*Un proceso en el que se favorezcan los conocimientos declarativos (savoir), los procedimentales (savor faire) y el aprender a aprender (savoir apprendre).
un proceso en el que se favorezcan los conocimientos declarativos (savoir), los procedimentales (savor faire) y el aprender a aprender (savoir apprendre).
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*Un proceso que tenga en cuenta las aportaciones de la psicología cognitiva.
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*Un proceso que tenga en cuenta las variables psico-sociales.
 
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*Un proceso que favorezca los procesos de autonomización.
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*Un proceso, por tanto, en el que el actor principal sea el alumno.
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*Un proceso que busque la competencia comunicativa.
 
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*Un proceso en el que la lengua sea asumida desde una perspectiva pragmático-discursiva.
un proceso que tenga en cuenta las variables psico-sociales.
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*Un proceso que favorezca la interacción.
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*Un proceso que favorezca la negociación.
 
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*Un proceso cooperativo.
un proceso que favorezca los procesos de autonomización.
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un proceso, por tanto, en el que el actor principal sea el alumno.
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He aquí lo que no deberá cambiar ningún escenario. No obstante, todos conocemos experiencias en las que el uso de las TIC nos han obligado a modificar en cierta medida alguna de estas características. Podríamos hablar en estos casos de fascinación por la novedad, de renuncias obligadas en aras de conseguir unos objetivos específicos e, incluso, de verdaderos engaños. Así como hablamos del nivel de consciencia del aprendiz en la toma de decisiones que afecten a su proceso de aprendizaje, debemos hablar también del nivel de consciencia del tutor.
 
He aquí lo que no deberá cambiar ningún escenario. No obstante, todos conocemos experiencias en las que el uso de las TIC nos han obligado a modificar en cierta medida alguna de estas características. Podríamos hablar en estos casos de fascinación por la novedad, de renuncias obligadas en aras de conseguir unos objetivos específicos e, incluso, de verdaderos engaños. Así como hablamos del nivel de consciencia del aprendiz en la toma de decisiones que afecten a su proceso de aprendizaje, debemos hablar también del nivel de consciencia del tutor.
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Las posibilidades de obtener, manipular, crear y difundir información que las nuevas tecnologías nos ofrecen son innegables e inestimables. El aprendiz que hoy quiera aprender una lengua podrá acceder a gran cantidad de información, materiales, cursos y recursos que podrá utilizar para su aprendizaje. Todos sabemos que si bien el acceso a la información es indispensable para que se produzca cualquier aprendizaje, la magnitud de la información ofrecida puede producir un bloqueo que impida totalmente el aprendizaje si el usuario no es capaz de seleccionarla, manipularla y utilizarla. Puede compararse a esos cursos en los que al final y, muchas veces con el único fin de demostrar la sabiduría del ponente, se ofrece una bibliografía tan amplia y sin ningún tipo de indicación que impide totalmente su uso.
 
Las posibilidades de obtener, manipular, crear y difundir información que las nuevas tecnologías nos ofrecen son innegables e inestimables. El aprendiz que hoy quiera aprender una lengua podrá acceder a gran cantidad de información, materiales, cursos y recursos que podrá utilizar para su aprendizaje. Todos sabemos que si bien el acceso a la información es indispensable para que se produzca cualquier aprendizaje, la magnitud de la información ofrecida puede producir un bloqueo que impida totalmente el aprendizaje si el usuario no es capaz de seleccionarla, manipularla y utilizarla. Puede compararse a esos cursos en los que al final y, muchas veces con el único fin de demostrar la sabiduría del ponente, se ofrece una bibliografía tan amplia y sin ningún tipo de indicación que impide totalmente su uso.
  
Es por lo tanto necesario asegurar que el aprendiz será capaz de manipular esa información. Básicamente, hay dos formas para ello:
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Es por lo tanto necesario asegurar que el aprendiz será capaz de manipular esa información. Básicamente, hay dos formas para ello:
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el tutor controla la información a la que el aprendiz tendrá acceso, su volumen y calidad. Dosifica y regula los tiempos y modos de exposición. El nivel de decisión del aprendiz, es por tanto, limitado.
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*El tutor controla la información a la que el aprendiz tendrá acceso, su volumen y calidad. Dosifica y regula los tiempos y modos de exposición. El nivel de decisión del aprendiz, es por tanto, limitado.
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el aprendiz es capaz, con ayuda del tutor, de decidir qué, cuándo, cuánta información necesita para conseguir los objetivos que se ha dado. Entramos de lleno en lo que denominamos proceso de autonomización: el aprendiz aprende a darse unos objetivos de aprendizaje, a definir unos contenidos y procesos para lograrlos, a utilizar unos materiales y a evaluar el proceso en su totalidad.
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*El aprendiz es capaz, con ayuda del tutor, de decidir qué, cuándo, cuánta información necesita para conseguir los objetivos que se ha dado. Entramos de lleno en lo que denominamos proceso de autonomización: el aprendiz aprende a darse unos objetivos de aprendizaje, a definir unos contenidos y procesos para lograrlos, a utilizar unos materiales y a evaluar el proceso en su totalidad.
  
 
¿Puede la tecnología ayudar al aprendiz en este proceso? Sin duda podrá algún día, pero hoy por hoy no hay sistema automático que pueda adecuarse a la situación de cada aprendiz y generar un proceso adecuado sin la participación de un tutor. Esta situación no es estática; evoluciona y se adecua a la tarea y a las circunstancias. Evidentemente, las nuevas tecnologías serán de gran ayuda al tutor y al aprendiz para realizar de forma más eficaz, fácil y adecuada el trabajo, pero no podrán sustituirlo.
 
¿Puede la tecnología ayudar al aprendiz en este proceso? Sin duda podrá algún día, pero hoy por hoy no hay sistema automático que pueda adecuarse a la situación de cada aprendiz y generar un proceso adecuado sin la participación de un tutor. Esta situación no es estática; evoluciona y se adecua a la tarea y a las circunstancias. Evidentemente, las nuevas tecnologías serán de gran ayuda al tutor y al aprendiz para realizar de forma más eficaz, fácil y adecuada el trabajo, pero no podrán sustituirlo.

09:40, 12 Azaroa 2007(e)ko berrikuspena


La realidad que se produce en un aula de lengua podría perfectamente compararse con una representación teatral para analizar qué factores intervienen en ella y el peso específico que cada uno tiene en el éxito o fracaso de la representación. Es evidente que factores externos a la representación como la adecuación a la realidad social, la oportunidad espacio-temporal o la misma situación emocional de los espectadores tiene una importancia incluso mayor que los factores internos y no deben ser olvidados.

En el teatro, un autor escribe una obra que deberán representar unos actores bajo la dirección de un director y para ello utilizarán un escenario. También en un aula de lengua, simplificando mucho la realidad, claro, los alumnos (actores) dirigidos por un director (profesor) representan una obra (clase) en un escenario (aula).

En el caso de la enseñanza de lenguas llevamos años inmersos en un proceso de renovación que nos lleva por una parte de la cultura de la enseñanza a la cultura del aprendizaje y por otra, a definir la propia lengua según modelos pragmáticos y discursivos. Estos cambios se han producido lentamente y con grandes dificultades. Son de destacar los cambios en los roles del profesor y del alumno que tantas definiciones han producido: el profesor como asesor, como colaborador, como acompañante, como investigador; y el alumno como aprendiz, como usuario... Tampoco han sido menores los problemas en torno a la lengua: la falta de estudios y análisis que sobre todo en algunas lenguas se ha producido ha dificultado la labor de los profesores ya que han tenido que asumir también la labor de lingüistas.

Las TIC suponen una revolución ya que nos abren a posibilidades que antes eran impensables. Son un nuevo escenario donde deberemos representar la obra de la enseñanza-aprendizaje de lenguas. Pero creemos, y de hecho muchas de las experiencias realizadas con ellas así lo demuestran, que uno de los mayores problemas que las TIC han traído a la enseñanza de lenguas es el siguiente: al no controlar aún el nuevo escenario en el que representamos nuestra obra, existe la tendencia a asegurar la obra representada y así volvemos a planteamientos metodológicos y modelos de lengua que ya estaban superados.

Por si esto fuera poco, y si somos capaces de superar esa tentación, nos encontramos ante la dura realidad: las TIC ofrecen posibilidades que deberemos aprender a explotar pero tienen también limitaciones que deberemos aprender a superar. La tipología de ejercicios, la necesidad de un proceso de autonomización, la interacción entre los participantes... son algunas de estas limitaciones. Sólo si somos capaces de encontrar los medios para que esas limitaciones sean anuladas podremos decir sin temor a equivocarnos que las TIC son un instrumento adecuado e incluso necesario para aprender una lengua.

Cuando un director de teatro se propone realizar una nueva versión de una obra debe decidir qué elementos de la obra le son sustanciales y cuáles son variables o incluso prescindibles. Sólo de esa manera logrará mantener la esencia de la obra que quiere representar y se podrá identificar la obra original en la nueva versión. Uno de los elementos que más fácilmente se puede modificar es el escenario. Esa facilidad es, no obstante, un gran obstáculo en algunas obras ya que el nuevo escenario elegido puede conllevar unas exigencias que hagan que características esenciales de la obra deban ser modificadas para su adecuación al nuevo escenario.

¿Cuales son, entonces, las características esenciales de la "representación" que se produce en una aula de lenguas? ¿Qué es lo esencial y lo que ningún nuevo escenario debe variar? Hoy en día múltiples investigaciones nos permiten describir algunas de las características que los procesos de enseñanza-aprendizaje de lenguas deben de tener para ser considerados adecuados y efectivos.

  • Un proceso en el que se favorezcan los conocimientos declarativos (savoir), los procedimentales (savor faire) y el aprender a aprender (savoir apprendre).
  • Un proceso que tenga en cuenta las aportaciones de la psicología cognitiva.
  • Un proceso que tenga en cuenta las variables psico-sociales.
  • Un proceso que favorezca los procesos de autonomización.
  • Un proceso, por tanto, en el que el actor principal sea el alumno.
  • Un proceso que busque la competencia comunicativa.
  • Un proceso en el que la lengua sea asumida desde una perspectiva pragmático-discursiva.
  • Un proceso que favorezca la interacción.
  • Un proceso que favorezca la negociación.
  • Un proceso cooperativo.
  • (...)

He aquí lo que no deberá cambiar ningún escenario. No obstante, todos conocemos experiencias en las que el uso de las TIC nos han obligado a modificar en cierta medida alguna de estas características. Podríamos hablar en estos casos de fascinación por la novedad, de renuncias obligadas en aras de conseguir unos objetivos específicos e, incluso, de verdaderos engaños. Así como hablamos del nivel de consciencia del aprendiz en la toma de decisiones que afecten a su proceso de aprendizaje, debemos hablar también del nivel de consciencia del tutor.

El objetivo debería ser, por tanto, aprovechar las ventajas que las TIC nos ofrecen e incorporarlas a nuestra labor en aquellos casos que supongan una mejora del proceso de enseñanza-aprendizaje y en aquellos en los que esa mejora suponga una merma en alguna de las características esenciales, prescindir de su uso. En esa valoración entre lo que las TIC aportan y las renuncias que conllevan, se pueden encontrar medios y recursos para paliar e incluso eliminar esos efectos negativos. Es ahí donde los profesionales del aprendizaje deberemos centrar nuestras energías.

Veamos, pues, cuáles son las aportaciones de las TIC a la enseñanza-aprendizaje de lenguas y a la autonomía del aprendiz, cuáles sus limitaciones y cuáles las posibilidades de eliminar éstas últimas.

Las TIC abarcan dos grandes ámbitos: la comunicación y la información.

Las posibilidades de obtener, manipular, crear y difundir información que las nuevas tecnologías nos ofrecen son innegables e inestimables. El aprendiz que hoy quiera aprender una lengua podrá acceder a gran cantidad de información, materiales, cursos y recursos que podrá utilizar para su aprendizaje. Todos sabemos que si bien el acceso a la información es indispensable para que se produzca cualquier aprendizaje, la magnitud de la información ofrecida puede producir un bloqueo que impida totalmente el aprendizaje si el usuario no es capaz de seleccionarla, manipularla y utilizarla. Puede compararse a esos cursos en los que al final y, muchas veces con el único fin de demostrar la sabiduría del ponente, se ofrece una bibliografía tan amplia y sin ningún tipo de indicación que impide totalmente su uso.

Es por lo tanto necesario asegurar que el aprendiz será capaz de manipular esa información. Básicamente, hay dos formas para ello:

  • El tutor controla la información a la que el aprendiz tendrá acceso, su volumen y calidad. Dosifica y regula los tiempos y modos de exposición. El nivel de decisión del aprendiz, es por tanto, limitado.
  • El aprendiz es capaz, con ayuda del tutor, de decidir qué, cuándo, cuánta información necesita para conseguir los objetivos que se ha dado. Entramos de lleno en lo que denominamos proceso de autonomización: el aprendiz aprende a darse unos objetivos de aprendizaje, a definir unos contenidos y procesos para lograrlos, a utilizar unos materiales y a evaluar el proceso en su totalidad.

¿Puede la tecnología ayudar al aprendiz en este proceso? Sin duda podrá algún día, pero hoy por hoy no hay sistema automático que pueda adecuarse a la situación de cada aprendiz y generar un proceso adecuado sin la participación de un tutor. Esta situación no es estática; evoluciona y se adecua a la tarea y a las circunstancias. Evidentemente, las nuevas tecnologías serán de gran ayuda al tutor y al aprendiz para realizar de forma más eficaz, fácil y adecuada el trabajo, pero no podrán sustituirlo.

El otro gran ámbito que abarcan las TIC es el de la comunicación. No podemos olvidar que uno de los requisitos esenciales de los procesos de enseñanza-aprendizaje es el de fomentar la comunicación y la interacción. Hoy en día, se tiende a pensar en interacción como uso del ratón y hablamos así de sistemas interactivos que exigen al aprendiz manejar con habilidad el ordenador. La interacción, entendida como gestión compartida de la situación comunicativa, debe ir mucho más allá.

El uso de correos electrónicos, foros, chat, chat de voz, video-conferencias... posibilitan que la relación tutor-aprendiz, aprendiz-aprendiz y aprendiz-grupo pueda ser más flexible, dinámica y enriquecedora. ¿Qué uso hacen o pueden hacer los aprendices de estas herramientas? Si, como hemos dicho más arriba, es esencial buscar la interacción y ésta debe ser entendida como gestión compartida, el aprendiz deberá ser capaz de cogestionarla y uno de los objetivos de aprendizaje deberá ser aprender a gestionar la interacción desarrollada mediante las herramientas de comunicación.

Es evidente la necesidad de plantear como objetivo el desarrollo de la autonomía en los aprendices que utilizan las TIC en sus procesos de aprendizaje de lenguas. Estaríamos en caso contrario, ofreciendo herramientas muy potentes a quien no está capacitado para usarlas.

Para conseguirlo, será necesaria la intervención del tutor que, en estos casos más que nunca, deberá provocar con sus intervenciones una evolución en las creencias de los aprendices, primero, y un desarrollo satisfactorio de las capacidades de reflexión y concienciación que muchas veces obvian aquellos entornos en los que las TIC adquieren un protagonismo que no les corresponde.

Capítulo aparte merecen, a nuestro entender, las variables personales que intervienen en un proceso de aprendizaje que utiliza las TIC. Factores como la motivación, la frustración y la inseguridad deberán tenerse en cuenta de una manera más atenta si cabe que en un proceso habitual. No podemos olvidar que las sensaciones que el aprendiz percibe en el entorno de aprendizaje condicionan totalmente el desarrollo del proceso. Si se produce un cambio de escenario deberemos prever las nuevas sensaciones que se pueden producir y diseñar el modo de tratarlas para que no entorpezcan el proceso de aprendizaje. La sensación de soledad que sienten muchos aprendices es un ejemplo claro de lo que estamos describiendo. Las respuestas que se han dado a este problema van desde la inclusión de sesiones presenciales, tanto individuales como en grupo, hasta los intentos de humanizar el entorno utilizando el diseño informático.

Los resultados dependerán como siempre del uso que el aprendiz haga de las herramientas que las TIC le ofrecen y está demostrado que vale más un buen uso de pocas y malas herramientas que un mal uso de muchas y muy buenas. Si en un contexto de enseñanza-aprendizaje tradicional, el aprendiz adelantado en su proceso de autonomización está mejor preparado es indudable que en un contexto más flexible, con más herramientas y mayor posibilidad de elección, la necesidad de desarrollar la autonomía del aprendiz es mucho mayor. Es pues necesario reivindicar también en este ámbito la presencia de buenos profesionales del aprendizaje que colaboren con el aprendiz en el desarrollo de la autonomía para asegurar el éxito del proceso.